Los CEOs que Marcan el Ritmo de la Relojería: Lo que Reveló el Panel de Dubai Watch Week
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La Dubai Watch Week no es solo una feria: es un termómetro. Un lugar donde la industria se mira al espejo y proyecta hacia dónde quiere ir. Este año, uno de los momentos más reveladores llegó con un panel poco común: cuatro figuras clave de la relojería compartieron escenario para hablar sin filtros del presente y futuro del sector.
Reunidos en Dubái estuvieron Ilaria Resta (Audemars Piguet), Georges Kern (Breitling), Julien Tornare (Hublot) y Karl-Friedrich Scheufele (Chopard). Cuatro voces con estilos distintos, pero con un punto en común: saben exactamente lo que significa liderar una marca global en un momento de cambio acelerado.
Esto fue lo más relevante.
Estados Unidos: Menos presión, pero no un camino despejado
Uno de los temas que abrió la conversación fue la reducción de tarifas a la importación en Estados Unidos, que pasaron del 39% al 15%. Una buena noticia para las marcas, que vieron alivio en márgenes y operaciones.
Pero el mensaje fue claro: aunque el respiro ayuda, la incertidumbre permanece. Un año electoral, un consumidor más prudente y un dólar que fluctúa más de lo habitual crean un ambiente en el que nadie quiere cantar victoria demasiado pronto.
Un mercado tensionado por el oro y el franco suizo
El panel coincidió en algo: fabricar un reloj nunca ha sido tan caro.
El precio del oro sigue en máximos y el franco suizo, fortalecido, impacta directamente a los costos de producción.
Para marcas independientes o de menor escala, esto puede ser un golpe sensible. Para los gigantes, un desafío que obliga a repensar estrategias, series limitadas y posicionamiento.
“Si la cadena se rompe, todos estamos en riesgo” – Scheufele
Karl-Friedrich Scheufele, copresidente de Chopard y uno de los líderes más respetados de la industria, fue contundente:
“Si la cadena de producción se rompe, toda la industria está en riesgo.”
Una frase que resume lo que muchos piensan. La relojería depende de una red de especialistas, proveedores, artesanos y microempresas que sostienen el ecosistema. Desde las espirales hasta los eslabones, la continuidad depende de mantener viva la cadena de savoir-faire.
Mirada al futuro: optimismo con los pies en el suelo
A pesar de los retos —y quizás precisamente por ellos— los cuatro CEOs mostraron un optimismo firme. La relojería ha superado guerras, crisis económicas, cuarzos asesinos y pandemias. Nada indica que este sea un obstáculo imposible.
El mensaje fue: la industria sabe adaptarse, y siempre encuentra la forma de reinventarse sin perder su esencia.
Un nuevo comprador: más joven y más femenino
Donde antes dominaba el coleccionista tradicional —hombre, mayor, europeo o estadounidense— ahora emerge un comprador diferente:
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Más joven, con conocimiento digital y gusto definido.
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Más mujeres, que no solo consumen sino que marcan tendencias.
Las marcas, conscientes de ese cambio, están ajustando diseños, tamaños de caja, materiales y, sobre todo, comunicación. No es solo vender: es conectar.
India, Indonesia, Malasia: los nuevos polos calientes
Aunque China sigue siendo un mercado dominante, ya no es el único foco. Los cuatro directivos señalaron con entusiasmo el crecimiento en:
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India
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Indonesia
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Malasia
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y otros mercados del Sudeste Asiático
Regiones con consumidores jóvenes, aspiracionales y en plena expansión económica. Lugares donde la relojería suiza está construyendo su futuro.
Las boutiques: más que tiendas, templos de experiencia
Otro punto de consenso fue la importancia de las boutiques físicas.
Con el auge del comercio online, podría parecer lo contrario, pero ocurrió lo opuesto: las boutiques son ahora espacios de inmersión, donde el cliente vive la marca, toca el producto, entiende la artesanía y construye una relación duradera.
El lujo, al final, sigue siendo humano.
La necesidad de atraer nuevas generaciones —en ambos lados del mostrador
Los CEOs no solo hablaron de compradores jóvenes, sino de la necesidad crítica de formar nuevos relojeros, ingenieros y artesanos.
Con muchos maestros acercándose a la jubilación, el conocimiento debe transmitirse, o la industria podría enfrentar un vacío peligroso.
Aficionados, profesionales, técnicos: todos son necesarios para que el reloj mecánico siga latiendo.
Conclusión: La relojería ya no es herramienta… es joya
El panel cerró con una idea que resume la nueva realidad:
hoy, un reloj es una joya.
Ya no es una herramienta para medir el tiempo —tu teléfono hace eso mejor— sino un objeto cultural, emocional, artístico y, para muchos, patrimonial.
La industria cambia. Los mercados cambian. Los consumidores cambian.
Pero mientras haya alguien dispuesto a escuchar el latido de un calibre mecánico, la relojería seguirá más viva que nunca.